Lo que está pasando con Blackberry no tiene nombre ya. Una empresa que estuvo en lo más alto cuando los smartphones aún no habían pegado el petardazo y que ahora se encuentra en el fondo del abismo porque no supieron encaminarse cuando estos dispositivos se popularizaron.
Tras el tortazo monumental que se dieron al querer competir contra el todopoderoso iPhone de Apple, creyeron que lo tendrían más fácil enfrentándose a los Android y el resultado fue nefasto para la empresa canadiense.
Tras este leñazo, BB se decidió por un cambio radical de actitud. Tocaba rediseñar la interfaz de usuario, los terminaes y enfocarse más al gran público y dejar de apuntar tanto a los profesionales, los cuales ya estaban derivando a otras opciones más polivantes como iPhone o Android porque necesitaban algo más de sus dispositivos. Así es como surge el nuevo sistema operativo Blackberry 10 y sus primeros portadores, los BB Z10, Q10 y Q5 (los Q usan teclado físico y el Z10 es totalmente táctil).
Ahora, la compañía planea regresar al clásico teclado QWERTY tras la escasez de ventas de los primeros táctiles con BB10, que han supuesto unas pérdidas de más de 1.000 millones de dólares a la empresa, lo que trajo como consecuencia la finalización de los servicios de Thorsten Horst como CEO de BB. Su actual CEO, John Chen (el de la foto de arriba), ha declarado: “Personalmente, me gustan los teclados”. La locuacidad del bueno de Chen es pasmosa y con estas palabras deja claro que su compañía no abandonará el modelo de teclado físico que tan característico es de esta marca, aunque esto no significa que no vayan a sacar táctiles.
La fabricación y diseño de los nuevos modelos serán realizados por la empresa Foxconn, conocida por las lamentables condiciones laborales bajo las que trabajan los ensambladores del iPhone (entre otros) y serán diseñados especialmente para mercados emergentes, corporaciones, gobiernos y otros grandes clientes que fueron la base de su éxito inicial.
Más vale que se planteen bien su nueva-vieja estrategia o acabarán por enterrarse ellos solitos.